lunes, 12 de noviembre de 2007

Amor A Primera Vista ... ♥


De pequeño, siempre le contaba Lourdes a su hijo la misma historia, la de Romeo y Julieta. Aquella historia que habla de ese amor tan apasionado donde dos jóvenes se enamoran uno del otro, pero ese amor no es aceptado por la gente de su alrededor ni mucho menos, por sus familiares respectivos, ya que estas dos familias se encuentran con diversos enfrentamientos y conflictos. Pero todo lo que puedan hacer estas dos familias para deshacer ese sentimiento tan especial que les une a Romeo y Julieta no será suficiente, ya que ellos harán todo lo posible por seguir juntos. Juran amarse y llevan su juramento hasta la muerte.


Esta historia muestra que el amor es una necesidad de la persona que no se puede evitar, llevada a la grandilocuencia.



Y a Santiago (el hijo de Lourdes) la parte que más le gustaba era ésta:


Romeo: Julieta...¿estás allí?


Julieta: ¿Romeo, eres tú mi querido Romeo?


Romeo: Si Julieta, estoy aquí afuera.


Julieta: ¡Oh Romeo! si supieras cuanto te amo mi querido Romeo.


Romeo: y yo a ti mi querida Julieta.


Julieta: entonces renuncia a tu apellido y yo...dejare de ser una Capuleto.


Romeo: ¿Lo dices en serio?


Julieta: Así es, te amo demasiado.


Romeo y Julieta: Juntos por siempre--y se besan apasionadamente--.


(……………………………….)


Romeo: Julieta…¿estás allí Julieta?


Julieta: Huye mi fiel Romeo y recuérdame siempre.



Era un Sábado y hacía muy mal tiempo, se pasó todo el día lloviendo de manera que parecía no terminar nunca y que todos saldrían nadando de sus casas en la pequeña ciudad donde vivía Santiago. Parecía que ese día no iba a favor de nuestro protagonista de la historia (Santiago Salego) ya que éste se despertó como un día cualquiera, es decir, yendo al baño primero para lavarse y vestirse, y después bajando por las escaleras… pero ese día se encontró en la puerta principal, que estaba nada más bajar las escaleras, a Dolores, la criada, con una maleta muy grande, y esto no era algo que ocurría todos los días. Santiago le preguntó con los ojos entre abiertos, por lo poco que había dormido esa misma noche, que porqué estaba a esas horas sin el uniforme y sujetando una maleta frente a la puerta de su casa. Dolores le dijo que tenía algo muy importante que contarle y que éste era precisamente el momento que había elegido para decírselo. Empezó así :


Dolores – Santiago cariño, debes saber que a veces pasan cosas buenas pero otras veces también pasan cosas malas en la vida, y que no por eso vas a dejar de ser tú, siempre serás la misma persona. (Santiago al oír estas palabras abrió todo lo que pudo los ojos, ya que le interesaba lo que le estaba diciendo la criada y se puso bastante nervioso). No he querido contártelo antes porque pensé que cuanto más tarde te enterases mejor sería para ti y porque me ha costado mucho el poder decírtelo, pero ya no hay marcha atrás. Como bien sabes hace menos de un mes, he tenido que ir al médico porque me encontraba algo mal y tu tan atento como siempre me preguntaste que cómo me fue, yo te dije que estaba como un roble para no preocuparte y que ese mal estar se debía a una pequeña gripe. Pero eso no es verdad, en realidad lo que me dijo el médico es que tengo cáncer de mama y que debo de seguir una serie de terapias para poder deshacerme de esa enfermedad.


Santiago-Eso no es verdad, ¿verdad Dolores? sino me lo hubieras contado antes.


Dolores-Como voy a mentir en este tipo de cosas que son tan importantes…Y como te he dicho anteriormente no te lo he contado antes porque me cuesta mucho decírtelo y porque pensé que cuanto más tiempo tardaras en enterarte mejor para ti.


Santiago-Entonces, ¿te irás para siempre de mi casa?


Dolores-Ojala no sea así, ojala me recupere y pronto estemos juntos de nuevo.


Santiago-Pero Dolores, es que no sé si podré aguantar mucho tiempo sin estar contigo, porque contigo lo paso genial y sin ti no podría hacer los deberes del colegio...¿Y quién hará la comida? (Una lágrima bajaba sin rumbo por su ojo izquierdo).


Dolores-Pues deberás hacer un gran esfuerzo como lo haré yo también.


En ese instante se abrió la puerta de la cocina y por ella salía Lourdes para despedirse de Dolores. Ella los encontró abrazados uno al otro y llorando sin cesar.


La despedida terminó bastante triste, como la mayoría de ellas…


Al día siguiente Santiago Salego se despertó por el timbre de la puerta, se vistió y se lavó como todos los días y bajó por las escaleras. En el recibidor se encontraba una mujer muy alta y con el pelo rizado, acompañada de una niña de la edad de Santiago que según él parecía un ángel enviado desde el cielo, tenía unos ojos preciosos de color azulado y un pelo largísimo de un rubio casi blanquecino. Desde ese momento en que la vio, Santiago se quedó perplejo, es lo que se conoce como amor a primera vista, se enamoró de esa niña que llegó ese mismo día a su casa con esa cara tan angelical. La cual se hacía llamar María y la mujer que le acompañaba era su madre y se llamaba Teresa.


Santiago les saludó muy amablemente, intercambiando alguna mirada deseosa con la niña que permanecía frente a la gran escalera que conducía a las habitaciones. Después de saludarlas se retiró, para dirigirse de inmediato hacia el salón que se encontraba a la derecha de las escaleras principales. Allí se encontró a su madre que se dirigía al recibidor y le preguntó que quiénes eran esas dos mujercitas que la estaban esperando. Lourdes le dijo que era la nueva criada que venia con su hija para presentarse y que empezaría su trabajo ese mismo día si le parecían bien las normas que había implantado ella.


Y así fue, ese mismo día Teresa empezó a trabajar en casa, aunque Santiago seguía muy triste por Dolores, la llegada de esta nueva criada y sobre todo la llegada de su hija María, le permitían olvidar en el mal momento en que se encontraba.


Pasaron siete años y Santiago ya tenía los dieciséis, no sabía ninguna noticia de Dolores y Teresa seguía de criada en su casa. Él estaba cada vez más enamorado de María y había conseguido llevarse muy bien con ella, Santiago comentaba que a pesar de ser una chica de clase baja y no tener muchos conocimientos sobre las cosas, era una chica muy educada.


Santiago decía a su mejor amigo Tomás que pensaba que ella también estaba enamorada de él, por la manera en que actuaba. Su amigo le decía que entonces le contase todos los sentimientos que sentía hacia ella y así ella le contase los que sentía hacia él, y todos tan felices.


Pero esa confesión le costaba mucho a Santiago Salego porque no todo el mundo pensaba como su mejor amigo, habían tratado este tema en clase y ninguno lo aceptaba, decían que un persona de “tanta” clase, como eran los chicos y chicas de ese colegio no podían enamorarse de una persona de clase baja, ya que eso era imposible y perdería todo el prestigio la persona de ese colegio que estuviese enamorada de otra de diferente clase social. Tampoco su madre estaba de acuerdo con la relación de su hijo y la hija de la criada de su casa, le amenazaba con echarle de casa y no volver a hablarle jamás.


A partir de aquí, Santiago se dio cuenta de la importancia que tenía la historia que le contaba su madre de pequeño, la de Romeo y Julieta. Ella y todos los padres de los alumnos de su colegio pensaban a favor de la familia de los amantes Romeo y Julieta, a ellos les parecía imposible que dos personas de bandas rivales (como es el caso de esta historia) o de diferentes clases sociales se amasen. Por ello Lourdes insistía tanto en contarle a su hijo Santiago Salego esa historia, para evitar que se enamorase de una persona que fuese de diferente clase social a la que él pertenecía, ya que desde su punto de vista la relaciones de ese tipo nunca acaban bien, aún jurándose amarse hasta la muerte.


Pero aquella anécdota que le contaba su madre casi todas noches a Santiago para poder dormirse, no le sirvió para que su hijo pensase de la misma manera en que lo hacía ella, sino que él lo interpretó de la forma contraria, es decir, que no por pertenecer a distinta clase social vas a dejar de amar a una persona y ésta no será nunca una relación imposible.


Un día Santiago Salego decidió contarle a María todo lo que sentía hacia ella, asumiendo después todo lo que recaería sobre él, ya fuese por parte de sus compañeros o por parte de su madre.


Estaba ella leyendo un libro en la cocina y aprovechó ese momento ya que se encontraba sola y Teresa había salido a comprar unas cosas que hacían falta para la casa. María le oyó al entrar por el sonido que hizo la puerta al abrirse, pero ella lo ignoró por completo.


Santiago se sentó en frente de la hija de la criada y se quedó observándola un tiempo…empezó con su mirada por los ojos, bajando luego por la nariz y recorriendo más tarde su pequeña boca.


María dejó de ignorarle y le preguntó que porque la miraba así. Él la dijo que tenía que confesarle algo que la interesaría, entonces ella dejó el libro que tenía cogido con sus manos sobre la mesa y se colocó en posición de escuchar.


Santiago le dijo bastante nervioso que él sentía algo más que amistad desde el primer momento en que habló con ella y que era una persona muy especial para él.


Ella le dijo que sabía que estaba enamorado de ella y que bien sabía que ella también lo estaba de él.


En ese instante parecía que se había paralizado el tiempo y que los minutos ya no corrían, los dos entrecruzaron unas miradas de satisfacción que desprendían amor por toda la cocina. Más tarde se besaron y a partir de ese día eran unos jóvenes de distinta clase social, pero estaban muy enamorados.


Al poco tiempo Lourdes se enteró de la relación de su hijo con María y como le dijo a Santiago años atrás…le echó de casa y no le volvió a hablar nunca, antes le dijo que eso no era un hijo y que había quitado todo el honor a la familia.


Entonces Santiago no tuvo más remedio que abandonar la casa en la que vivía desde que nació y el colegio en el que había estudiado desde pequeño, Santiago y María se fueron a vivir juntos a una pequeña casa en esa misma ciudad, porque Santiago odiaba las casas grandes y a la gente con mucho dinero. Por ello se mudó a una casa pequeña que se encontraba en un humilde barrio de la misma ciudad.


Era un Sábado y hacía muy mal tiempo, se pasó todo el día lloviendo de manera que parecía no terminar nunca y que todos saldrían nadando de sus casas en la pequeña ciudad donde vivía Santiago…Santiago y María (su mujer) se despertaron porque llamaron al timbre de la puerta.


Santiago la abrió y se encontró frente a él una figura humana que pertenecía a una mujer a la que no se le apreciaba prácticamente la cara, tenía un paraguas roto y vestía un chubasquero que estaba empapado de agua.


Aquella mujer tan misteriosa era Dolores, la primera criada que tuvo y a la que quería tanto. Santiago se asombró muchísimo al reconocerla y empezó a dar gritos de alegría, su mujer al oírlos salió para ver lo que ocurría. Entonces él como ya le había hablado anteriormente mucho de ella, comenzó a conversar de manera deseosa con su antigua criada y Dolores le dijo que se había recuperado muy bien de la enfermedad y que se alegraba mucho de volver a verle en esas condiciones.


Todos se olvidaron del mal tiempo que hacía afuera y pasaron un día grandioso recordando todo lo que pasaron juntos Dolores y Santiago.

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